Convertido en un emblema de la costa atlántica, su construcción fue encargado por Ernesto Tornquist, benefactor de la ciudad marplatense. Inaugurado en 1904, y en un principio bautizado como Torre Belvedere, el espacio funcionó como confitería y mirador hasta que fue adquirido como sede del Círculo de Oficiales de la Marina. Permaneció cerrado desde finales de la década de 1960 hasta su reinauguración en la década del 80, y en 1993 fue declarado Bien de Interés Patrimonial, determinando su conservación y protección.
Desde el siglo pasado, el mítico edificio
Esta construcción de influencias góticas fue donada por Ernesto Tornquist, empresario argentino, miembro de la aristocracia argentina y benefactor de la ciudad. Tornquist se dedicó a realizar numerosas obras públicas en Mar del Plata, embelleciendo la ciudad que había elegido para establecer su casa.
El arquitecto Carlos Nordmann fue el encargado de llevar a cabo las obras. El objetivo era crear un edificio que transmitiera encanto y que tuviera un estilo medieval, que recordara a las antiguas fortalezas europeas.