Internacional

Tensión entre China y Filipinas por la soberanía del Mar Meridional

La viceministra de Exteriores de Filipinas presentó una protesta al embajador del régimen chino en Manila por las maniobras de buques que usaron cañones de agua contra navíos que llevaban suministros.

A fines de la primera semana de diciembre, un barco militar chino y otro filipino protagonizaron un incidente que elevó la tensión entre ambos países en la disputa que mantienen por la soberanía de islas y arrecifes del Mar Meridional de la China.

Una unidad de la Guardia Costera de Beijing disparó un cañonazo de agua contra una embarcación filipina que se disponía a abastecer de suministros a soldados estacionados en un punto clave: el viejo buque “Sierra Grande”, una nave de la Segunda Guerra Mundial oxidada y fuera de servicio, que Filipinas encalló estratégicamente en 1997 dentro de su zona exclusiva a 194 kilómetros de la isla de Palawan y utiliza como un puesto militar con el objetivo de defender su soberanía en la zona.

En el arrecife Scarborough también hay bases de pescadores filipinos, que terminan quedando en medio del conflicto soberano.

Por su parte, la cancillería china aseguró que actuó de acuerdo a las leyes internacionales.

El diferendo se remonta a varias décadas.

Beijing y Manila reclaman la soberanía de los archipiélagos Spratly y Paracel, y del Atolón de Scarborough, ubicados a unos 200 kilómetros al este de Filipinas, que los controla de facto, mientras que China los reivindica como suyos, para lo que despliega de manera constante su fuerza naval en el área, donde ha construido también islas artificiales de uso militar.

El fondo del conflicto se debe a que la zona es estratégica para el abastecimiento de recursos naturales y el control de la principal ruta marítima del este de Asia.

China y Filipinas no son los únicos actores en este conflicto.

También reclaman la soberanía de porciones de esos archipiélagos Brunei, Malasia, Taiwan y Vietnam.

El territorio en disputa está constituido por arrecifes, islotes y rocas parcialmente sumergidos e inhabitables y sus correspondientes aguas territoriales, pero su importancia se debe a razones estratégicas y políticas.

Los principales recursos de la zona son los hidrocarburos y las reservas pesqueras.

Se estima que el área alberga yacimientos offshore de al menos 7 mil millones de barriles de petróleo, y alrededor de 900 billones de pies cúbicos de gas natural.

Justamente por este potencial estratégico, el conflicto entre Beijing y Manila puede escalar a niveles insospechados.

Filipinas basa su pretensión en que es el país geográficamente más cercano a los islotes, y cuenta con un fallo favorable de la Corte de La Haya que data de 2013, en tanto China asegura que esos archipiélagos le pertenecen desde hace siglos.

La tensión habilita a que otras potencias se involucren en la disputa.

Estados Unidos, aliado de Filipinas, es una de ellas.

Washington busca por diversos medios limitar la proyección china en esta zona del Pacífico.

También Francia tiene intereses y presencia en la región, y analizan firmar un pacto de defensa con Manila.

La posición del gobierno de Ferdinand Marcos se diferencia marcadamente en este conflicto de la de su antecesor, Rodrigo Duterte, quien dejó de lado las cuestiones soberanas en la zona a cambio de inversiones chinas.

Tras el incidente marítimo, el departamento de Estado respaldó a Manila frente a lo que calificó acciones peligrosas e ilegales.

La intervención de Washington demuestra que la disputa regional, se convirtió en un escenario más en el que se dirime el enfrentamiento entre las dos potencias, lo que aleja por el momento la posibilidad de una solución diplomática, y abre un panorama incierto en el corto plazo.