Conectividad

Tecnología 6G: el uso de las propiedades del cuerpo para mejorar la eficiencia energética

Gracias a esta tecnología será posible recolectar energía corporal humana para ser aprovechada en dispositivos móviles.

Tecnología 6G: el uso de las propiedades del cuerpo para mejorar la eficiencia energética

Aunque la red 5G aún no ha alcanzado su pleno despliegue en muchas partes del mundo, la comunidad científica ya trabaja en las bases del 6G, una tecnología que promete ser más rápida.

El paso siguiente al 5G, promete mejorar la conectividad, ofreciendo velocidades mucho más altas y menor latencia. Aunque por ahora es un proyecto del que se desconocen los alcances, la investigación realizada demostró que los humanos serán fundamentales y que no habrá efectos para la salud.

La nueva tecnología estará basada en la Comunicación de Luz Visible (VLC, por sus siglas en inglés). Ésta se perfila como una de las herramientas más innovadoras para la transmisión de datos, ya que utiliza luces LED para enviar información de manera inalámbrica, similar a cómo funcionan los cables de fibra óptica, pero a través de flashes de luz que parpadean hasta un millón de veces por segundo.

Si bien su potencial es asombroso, el problema del VLC es que genera una cantidad grande de energía de radiofrecuencia (RF) que no se utiliza, lo que supone un considerable desperdicio energético. Por ello, los investigadores de Massachusetts, se propusieron encontrar una forma de capturar y reutilizar esta energía residual.

Tras múltiples experimentos, el equipo descubrió que el cuerpo humano es el mejor medio para amplificar la recolección de esta energía desperdiciada. En palabras de Jie Xiong, autor principal del estudio, “el cuerpo humano aumenta la potencia recolectada hasta diez veces más que el cobre por sí solo”.

Este hallazgo marcó el camino hacia el desarrollo del innovador dispositivo Bracelet+, una antena en forma de pulsera capaz de recolectar energía y redirigirla a dispositivos de bajo consumo.

Dicho sistema consiste en una pequeña antena en forma de pulsera que se puede colocar en el antebrazo superior; compuesta por una bobina de alambre de cobre, es capaz de amplificar la energía RF residual hasta 10 veces más de lo que el cobre puede lograr por sí solo.

Este avance fue reconocido internacionalmente, otorgando al equipo de investigadores el premio al mejor artículo en la Conferencia de la Asociación de Maquinaria Informática sobre sistemas de sensores en red integrados.

Además de contribuir a la eficiencia energética, el diseño del Bracelet+ tiene ventajas prácticas: su fabricación es económica, con un costo inferior a 50 centavos. Esta asequibilidad abre la puerta a la implementación masiva de esta tecnología en una variedad de dispositivos.

Una de las aplicaciones más prometedoras del sistema es su capacidad para alimentar sensores de monitoreo de salud corporal, que requieren una cantidad mínima de energía para funcionar.