Limitado por las avenidas Brasil, Paseo Colón, Martín García y la calle Defensa, el solar que por aquellos años era sólo tierra y río, recorrió un largo camino hasta llegar a convertirse en uno de los espacios verdes más emblemáticos de Buenos Aires.
Conocido como “El Bajo de la Residencia”, “La punta de Doña Catalina” (designaba el extremo sur de la ciudad, el norte era “El Retiro”) y la “Barranca de Marcó”, este sector supo albergar el primer horno de ladrillos, el primer molino de viento, depósitos para almacenar mercaderías y, también, la barraca de la “Real Compañía de Filipinas”, dedicada al comercio de esclavos.
Luego de sucesivas ventas, el predio que incluía el terreno del parque fue adquirido en remate público por el comerciante inglés Daniel Mackinlay, quién construyó una casa sobre la “Barranca de Marcó”, creó una huerta y plantó árboles frutales en el que sería su sitio de descanso en las afueras de la ciudad.
Curiosidades del Parque Lezama:
- En la traza de la ciudad efectuada por Don Juan de Garay, estas tierras estaban reservadas para el Rey de España.
- En la esquina de las Av. Paseo Colón y Martín Rodríguez, aún puede observarse el desnivel que existía en la barranca original.
- Dicen que la denominación “Quinta de los Ingleses” surgió debido a que Mr. Mackinlay acostumbraba a izar en el sitio, la bandera del Reino Unido.
- Mr. Horne, a pesar de su condición de “gringo”, era un buen “federal” y como tal, siempre lucía su corbata “rojo-punzó”. Cuentan que su casa resultaba casi tan lujosa como “El Palermo de San Benito”, la propiedad de su amigo, Don Juan Manuel de Rosas.
- La base del “Cruceiro” (uno de sus monumentos) posee tierra de las cuatro provincias gallegas: Lugo, Orense, La Coruña y Pontevedra.
- Los grabados de la columna del “Monumento a la Cordialidad Internacional” representan los signos zodiacales y la disposición de las constelaciones australes al momento de la fundación de la ciudad. Parte del bronce de esta obra procede de la fundición de monedas de diez centavos que juntaron losescolares de la ciudad de Montevideo.
- 1.500.000 pesos fue lo abonado por la Municipalidad por todo el predio; suma que estaba muy por debajo de su real valor de mercado.