Oscar Gerometta, especialista en religión y estudioso de la historia de la Iglesia Católica, sostiene que, paralelamente, el título de “Papa Negro” es un apodo histórico dado al Superior General de la Compañía de Jesús (los jesuitas), debido a su influencia y el color de su hábito.
Estas interpretaciones suelen mezclar leyenda, simbolismo y malentendidos, ya que Nostradamus escribió en un lenguaje críptico, abierto a múltiples lecturas. La Iglesia, por su parte, no reconoce estas profecías como auténticas, considerándolas más bien producto del folclore y la conspiración.