La mamá de Pepe le enseña a “hacerse el muerto”, una táctica que emplean las zarigüeyas cuando sus vidas corren riesgo, pero el joven no contiene la risa y parece no prestarle mucha atención. Sin embargo, poco después, el pequeño tendrá la oportunidad de mostrar si realmente aprendió la lección cuando se enfrente ante unos tremendos depredadores: los osos.
En este cuento infantil, Keiko Kaska nos enseña que, a pesar de todo, saber reírse es tan importante como saber defenderse.