Cuatro años atrás, en Rusia, liderá al seleccionado croata que llegó hasta la final, en donde cayó ante Francia. Ahora Luka Modric, a los 37 años, comandó con su talento una vez más al equipo europeo.
“El árbitro no me gustó, fue un desastre -dijo-. Pero eso no le quita mérito a la Argentina. Han sido mejores y merecen estar en la final”.
Sus pincelazos de jerarquía no fueron suficiente para neutralizar al seleccionado argentino.
Este sábado Modric, que lleva diez años en el Real Madrid, tendrá la oportunidad del premio consuelo cuando su equipo jugue por el tercer puesto.
Modric acaso sea el símbolo de la resiliencia que atesora el seleccionado croata. Cuando tenía 6 años asesinaron a su abuelo (también se llamaba Luka) e incendiaron su casa. Los Chetniks, grupo conservador mayoritariamente serbio, atacaron a su familia en el marco de la sangrienta disolución de Yugoslavia.