Europa

La ultraderecha en Alemania, entre el ascenso y el ocaso

Las principales ciudades del país vivieron jornadas de multitudinarias movilizaciones populares contra Alternativa para Alemania, el partido de ultraderecha que, al mismo tiempo, crece en intención de voto. Un fallo de la justicia alemana reavivó el debate sobre si es posible declarar ilegal las expresiones políticas consideradas “antidemocráticas”.

El crecimiento de la popularidad de la extrema derecha en Alemania, y el debate sobre si hay que proscribir partidos que sostienen ideologías racistas y xenófobas, mantienen en alerta a un país que lleva días de movilizaciones en repudio contra estos movimientos .

Cerca de un millón 400 mil personas salieron a las calles en distintas ciudades de Alemania para expresarse contra la ultraderecha en general, y en particular contra Alternativa para Alemania (AfD), luego de que la prensa revelara una reunión secreta entre sus dirigentes con grupos neonazis y empresarios para debatir e idear un plan de expulsión de migrantes, con o sin ciudadanía.

Alternativa para Alemania es un partido de ultraderecha muy importante, sobre todo en el este del país, que capta alrededor de un 23% de los votos, siendo la segunda fuerza más popular a nivel nacional, después de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), con un discurso abiertamente racista, antimigratorio y antieuropeo.

El último hecho que generó escándalo fue la publicación del medio de investigación Correctiv que reveló la reunión entre altos cargos de la AfD, miembros del Movimiento Identitario, y otros reconocidos actores de cercanía con figuras de la ultraderecha y neonazis, de forma secreta el 25 de noviembre en Potsdam, cerca de Berlín.

Según trascendió, el encuentro se concretó para discutir, en el caso de acceder al gobierno, la deportación de todos aquellos inmigrantes, refugiados, solicitantes de asilo e incluso alemanes con raíces migratorias, es decir, hijos de extranjeros nacidos en Alemania.

Las masivas manifestaciones contra AfD también revivieron el debate sobre si es factible o no declararlo ilegal, debido a sus expresiones antidemocráticas.

Un fallo de esta semana, a su vez, sentó el precedente más cercano: el Tribunal Constitucional alemán ordenó suspender durante seis años la financiación pública a un pequeño partido neonazi. Se trata del Partido Nacionaldemócrata de Alemania, que pasó a llamarse el año pasado “Die Heimat”, lo que en alemán significa “La patria”. Para justificar la medida, la Corte señaló que tiene “una actitud racista, especialmente antimusulmana, antisemita y antigitana”.

El veredicto puede ser el puntapié inicial para avanzar con la misma medida sobre AfD, en un país donde se mantiene viva la historia lúgubre del nazismo, luego de que Adolf Hitler llagara a ser canciller después de ganar las elecciones.

En paralelo, y cercado por la ola de protestas en su contra, el partido de ultraderecha comenzó a instalar que, en caso de llegar al poder, promoverá la salida de Alemania de la Unión Europea. Quizás para desviar la atención, la líder del AfD, Alice Weidel, dijo en una entrevista con el Financial Times, que hará campaña por la celebración de un plebiscito similar al del Brexit en Reino Unido para decidir o no la continuación en el bloque europeo. Consideró además que la Unión Europea tiene un “déficit democrático” debido a que la Comisión europea es “un gobierno que no ha sido elegido”.

El crecimiento de la ultraderecha sucede en paralelo a una fuerte caída de la economía alemana, considerada el motor europeo. Y aumenta al mismo ritmo que la impopularidad del canciller Olaf Scholz, líder del partido socialdemócrata que ya se ubica en las encuestas por debajo de AfD. A ello se suma las dificultades que enfrenta el gobierno de coalición que comparte con los Verdes y los Liberales.

Tal vez no sea casualidad que Scholz haya participado de las movilizaciones contra la ultraderecha, que también tuvieron el apoyo del partido socialdemócrata, además de Los Verdes, el Partido La Izquierda, iglesias y sindicatos, entre otras instituciones culturales y clubes de fútbol.

Alemania atraviesa un momento delicado que viene desatando una reacción conservadora y de las ultraderechas. Al igual que toda Europa y varios países del mundo, crecen en el país las fórmulas totalizadoras y nacionalistas, marcadas por una ideología de extrema derecha. Habrá que ver si la ciudadanía en las calles consigue que la política empiece a ampliar consensos para opacar las propuestas extremas.