Con su popularidad cayendo en picada y debilitada por haber tenido que renunciar a casi la totalidad de las medidas anunciadas a fines de septiembre que asustaron a los mercados financiero y al público, la primera ministra británica se disculpó antes el Parlamento por sus medidas.
En la Cámara de los Comunes, la mandataria conservadora pidió perdón a sus compañeros de partido por revertir gran parte de sus recortes de impuestos y dijo que ahora lo correcto es “seguir con el trabajo”.
“He sido muy clara en qué lo siento y he cometido errores”, dijo Truss al parlamento mientras enfrentaba las preguntas de los legisladores. “Pero lo correcto en esas circunstancias es hacer cambios, que he hecho, y continuar con el trabajo y cumplir con el pueblo británico.”
El más sonado de esos cambios fue el reemplazo del ministro de Hacienda Kwasi Kwarteng, al que Truss le encomendó llevar a cabo su plan de recortar impuestos a los contribuyentes más ricos.
Jeremy Hunt, el nuevo ministro, adelantó que su nuevo plan presupuestario anulará la rebaja prevista del 20 % al 19 %, a partir de abril, de la banda básica del impuesto sobre la renta, a fin de reducir el endeudamiento público y calmar a los mercados.
Las ayudas para reducir el precio de la factura energética para empresas y hogares introducidas este mes, y que debían durar dos años, se restringirán también al inicio del nuevo ejercicio fiscal en abril, afirmó en un discurso televisado.
En tanto, solo uno de cada diez ciudadanos del Reino Unido tiene ahora una opinión favorable de la primera ministra británica, la conservadora Liz Truss, según se desprende de un sondeo elaborado por la firma YouGov y llevada a cabo entre los pasados 14 y 16 de octubre.
De acuerdo a la encuesta, solo el 10 % de los británicos tiene actualmente una impresión favorable sobre Truss, frente al 15 % registrado en un sondeo previo realizado entre los días 11 y 12 de ese mismo mes.
Cuatro de cada cinco adultos de este país -el 80 %- contempla ahora a la primera ministra de manera “desfavorable” mientras que un 62 % percibe a la política conservadora de manera “muy desfavorable”.
La jefa de gobierno, cada vez más cuestionada, dio una desastrosa rueda de prensa el viernes para anunciar su decisión de modificar sus polémicas medidas fiscales.
Apareciendo muy tensa ante la prensa, eludió las preguntas sobre su propia dimisión y dio por terminada la conferencia de prensa a los pocos minutos.
Tras este nuevo golpe a su credibilidad, Truss debe lograr que los diputados del Partido Conservador la mantengan en el cargo.
Según la prensa británica, numerosos legisladores conservadores barajan ya desde hace días nombres para remplazarla. El diario The Times enumeraba el lunes quiénes podrían sustituirla en Downing Street.
Truss es la cuarta jefa de gobierno que tiene el Reino Unido desde el referéndum del Brexit en 2016 pero varias figuras de la derecha británica han opinado públicamente que debería dimitir, tras solo 40 días en el cargo.