La ONU advirtió que desde su inicio los bombardeos israelíes a la Franja de Gaza destruyeron 1.000 viviendas y unos 650.000 habitantes del territorio enfrentan grave escasez de agua, combustible y suministros médicos. El organismo internacional está alertando sobre el desastre humanitario en ciernes en el enclave palestino.
La Cruz Roja pidió que se permitiera la entrada de combustible para evitar que los hospitales que ya están abarrotados “se conviertan en morgues gigantescas”. Israel respondió que no hará excepciones humanitarias a su asedio a la Franja de Gaza “hasta que todos sus rehenes sean liberados”.
La decisión de Tel Aviv profundiza el desastre humanitario, que de acuerdo al Centro Palestino por los Derechos Humanos, se trata de “el peor en décadas”. “Es un desastre que nunca hemos vivido”, dijo el director de la entidad, el activista por la paz y abogado Raji Sourani.
Al ataque perpetrado por Hamas el fin de semana en territorio israelí, fue respondido poniendo a Gaza, hogar de 2,3 millones de personas, bajo asedio total y lanzando la campaña de bombardeos más potente en los 75 años de historia del conflicto palestino-israelí. Hay barrios enteros destruidos.
Las autoridades de Gaza dijeron que más de 1.400 palestinos han muerto y más de 6.000 han resultado heridos, e informó que el 60% de las víctimas fueron mujeres y niños.
Sin escapatoria
El territorio palestino, uno de los lugares más densamente poblados de la Tierra, con 868 habitantes por kilómetro cuadrado, está bajo asedio total desde el sábado. Además del sitio desde los ingresos que controla, Israel bombardeó las proximidades al cruce de Rafah, que une al enclave con Egipto.
La única central eléctrica de Gaza, que había estado funcionando de forma intermitente durante días, se apagó el miércoles tras quedarse sin combustible.
Sin electricidad, no se puede bombear agua a las casas. Por la noche hay una oscuridad casi total salpicada por bolas de fuego y los destellos de luz de los teléfonos utilizados como linternas.
“Viví todas las guerras e incursiones del pasado, pero nunca he presenciado nada peor que esta guerra”, dijo Yamen Hamad a Reuters. El hombre de 35 años, padre de cuatro hijos, sufrió la destrucción total de su hogar por las bombas israelíes.
Por el corte de suministro eléctrico, los hospitales no pueden brindar atención a los más de 6.000 heridos, y la falta de combustibles obligó a detener el servicio de ambulancias, dejando a miles sin atención médica.
En otro hospital, el médico de Médicos Sin Fronteras, Mohammad Abu Mughaseeb, dijo que hacía años que faltaban insumos sanitarios. El asedio israelí significó que las existencias, cada vez más bajas, se agotaran en semanas, dijo.
“Si las cosas continúan así durante unos días, el sistema de salud colapsará”, dijo después de dormir en el hospital porque su propia casa había sido dañada por una explosión.
Además de los hospitales tambien fueron blanco de ataques varias escuelas del enclave. El derecho internacional prohibe el ataque a estos lugares. Los colegios están siendo utilizados como refugio para los cientos de miles de desplazados tras la destrucción total de varios barrios residenciales.
Más de 175.000 habitantes de Gaza han huido de sus hogares desde el sábado, según Naciones Unidas.
Algunas agencias de ayuda en Gaza dicen que las condiciones son las peores que pueden recordar, incluso después de repetidos conflictos y 16 años de bloqueo israelí, desde que Hamás tomó el poder allí en 2007, tras una breve guerra civil con fuerzas leales a la facción Fatah del presidente palestino Mahmoud Abbas.
“La pérdida de civiles esta vez no tiene precedentes”, dijo Hisham Muhanna, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja en Gaza.
El castigo colectivo, contrario al Derecho Internacional
Según Human Rights Watch, la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza se considera un “conflicto armado en curso” según el derecho internacional humanitario, regido por el artículo 3 común de la Convención de Ginebra de 1949, complementado por los Protocolos adicionales de 1977.
Estas leyes de la guerra prohíben el castigo colectivo a una población. En su nivel más básico, dicen que las partes en conflicto deben:
- Distinguir entre combatientes y civiles
- Preservar la infraestructura civil, como hogares, escuelas y hospitales.
- Dar aviso previo de ataques si hay civiles presentes en los lugares objetivo.
- Abstenerse de dañar al personal médico y privar a las instalaciones médicas de electricidad y agua.
- Permitir el paso de ayuda humanitaria imparcial.
- Dejar ilesos a los civiles y a los combatientes capturados.
- Están prohibidos el asesinato, los tratos crueles, la tortura y la toma de rehenes.
- Los desequilibrios de poder entre las partes no se tienen en cuenta en esta legislación, lo que significa que Hamás y el gobierno israelí serían juzgados únicamente por sus acciones.
Los asesinatos de civiles por parte de Hamás, que recibieron el repudio de toda la comunidad internacional, y ahora, la atención internacional se posa en el golpe indiscriminado de Israel a la población atrapada en la Franja de Gaza. El sufrimiento aumentará aún más con la inminente ofensiva terrestre, decidida ayer por Benjamin Netanyahu, al anunciar el establecimiento de un gobierno de unidad en Tel Aviv para lidiar con el conflicto.