Apenas una semana después de haber regresado a la Casa Blanca, Donald Trump comenzó a cumplir una de las promesas más fuertes de su campaña electoral: las deportaciones masivas de migrantes indocumentados.
El viernes, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, publicó fotos en las que se veía a migrantes que abordan aviones militares para vuelos de deportación este fin de semana.
Entre los países latinoamericanos que deben recibir a sus connacionales expulsados de Estados Unidos, hubo reacciones distintas. La más positiva fue la de El Salvador.
Contrario a las tiranteces que se dieron con otros líderes, la postura del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, apuntó a conseguir un acuerdo político con su par norteamericano.
Ahora, se supo que la administración Trump está desarrollando un acuerdo que permitirá deportar a migrantes que no sean nacionales de ese país centroamericano, según dijeron a CBS News dos fuentes familiarizadas con las deliberaciones internas.
El acuerdo, conocido como “Tercer país seguro”, permitiría deportar a estas personas desde Estados Unidos hacia El Salvador, donde podrían solicitar asilo.
Por su parte, Claudia Sheinbaum confirmó que México ya recibió cuatro aviones con migrantes desde que asumió Trump.
Guatemala confirmó la llegada de dos aviones estadounidenses con deportados. Danilo Rivera, director del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), indicó este lunes en una conferencia de prensa que entre el 1 y el 24 de enero hubo casi 3.300 guatemaltecos que regresaron vía aérea desde Estados Unidos y México.
Brasil recibió a 88 repatriados en un avión que aterrizó en Manaos. Desde 2018, Brasil tiene acuerdos con Estados Unidos para realizar vuelos de repatriación y “para acortar el tiempo de permanencia de estos nacionales en los centros de detención norteamericanos, debido a una inmigración irregular y sin posibilidad de apelación”.
“Es inaceptable que no se respeten las condiciones acordadas con el gobierno norteamericano”, dijo el gobierno de Brasil en un comunicado, cuando verificó que algunos de los retornados iban en el vuelo esposados y encadenados.
“Son más violentos que nuestros propios criminales”, dijo Trump en una conferencia este 28 de enero, celebrando la expulsión de “cientos de inmigrantes ilegales criminales” durante sus primeros días de mandato.
Sin embargo, la afirmación provocó algunas fricciones con algunos de los países latinoamericanos que reciben a sus connacionales de vuelta. Es el caso de Brasil, que denunció que entre los deportados, ninguno tenía antecedentes criminales.
Más notoriamente, este fin de semana el Gobierno colombiano protagonizó un ‘impasse’ diplomático con Washington tras señalar “un trato inhumano” de las autoridades estadounidenses con sus ciudadanos deportados.
Superada la crisis, Bogotá envió aviones civiles para trasladar a más de cien colombianos deportados.
México, el principal apuntado
“Del 20 al 26 de enero se han recibido 4.094 personas, la gran mayoría de ellos mexicanos y mexicanas”, señaló la mandataria Claudi Sheinbaum durante una de sus habituales conferencias de prensa matutinas.
La gobernante precisó que en la última semana se recibieron cuatro aviones con deportados, aunque aseveró que ha habido otras ocasiones que el país ha recibido el mismo número de aeronaves con repatriados a bordo.
“Hasta ahora no ha habido un incremento sustantivo (de deportaciones), (hubo) unos días que disminuyó con la entrada del presidente Trump, pero si lo tomamos por semana es un número que en otras ocasiones ha tenido nuestro país”, zanjó.
Ante la prensa, la presidenta afirmó que la repatriación ha sido algo común en todas las administraciones estadounidenses y, por ello, su gobierno se ha preparado con centros de atención, particularmente en la frontera norte, para recibir a los connacionales deportados con el programa ‘México te abraza’.
“Este es un trabajo que tenemos en diálogo con el Gobierno de Estados Unidos y es algo que en México tiene ya muchos años que se hace. Lo que pedimos nosotros es respeto a los derechos humanos”, enfatizó en referencia a la modalidad que toman las deportaciones: en aviones militares con los pasajeros esposados de pies y manos.
Respecto a su vecino del sur, durante su primera semana de gestión Trump desplegó miles de militares tras declarar una emergencia en la frontera común, designó como terroristas a los carteles y comenzó con las deportaciones.
En México preocupa especialmente ese último tema: los mexicanos son cerca de la mitad de los 11 millones de indocumentados en Estados Unidos y sus remesas representan casi el 4 % del producto interior bruto (PIB) de México, que en 2024 habría recibido un récord estimado de 65.000 millones de dólares.