A pocos días de ser asesinado por un grupo de tareas, Rodolfo Walsh se oculta en una casa ubicada en San Vicente junto a su compañera Lilia Ferreyra. Allí continúa escribiendo y prepara su “Carta abierta a la Junta Militar”.
Walsh recibe una visita inesperada. Daniel Hernández, el personaje que en su obra ha funcionado como su alter ego, va a verlo después de muchos años. A partir de ese encuentro, Daniel opera como una suerte de hijo en la ficción, en momentos en que Walsh, que tuvo dos hijas, Patricia y Vicki, había perdido a esta última a manos de las fuerzas militares. Daniel quiere el consejo de Walsh, pues ha decidido comenzar a escribir y la Editorial Corsario le ha manifestado la posibilidad de publicar sus escritos. Pero el último versionamiento de la Carta abierta y la perentoriedad de su entrega introducen un giro en los acontecimientos.
Rodolfo Walsh escribió su “Carta abierta a la Junta Militar” en 1977, al cumplirse un año del golpe militar del 24 de marzo de 1976. El texto es una precisa y contundente denuncia del nefasto accionar del gobierno militar, desde las torturas y desapariciones de personas hasta la implementación de políticas económicas que desposeerían a gran parte de los argentinos y dejarían al país en ruinas. El 25 de marzo de 1977, después de enviar por correo algunas copias de su Carta abierta, Walsh es emboscado por un grupo de tareas comandado por Alfredo Astiz y Jorge Acosta. A pesar de su resistencia, el escritor es alcanzado por una ráfaga de disparos y luego secuestrado. Algunos sobrevivientes afirman haber visto el cuerpo sin vida de Walsh en la Escuela de Mecánica de la Armada, pero a día de hoy su paradero sigue siendo desconocido.