Salud

El REPROCANN en la mira: qué es y cómo funciona

El Gobierno anunció que revisará el funcionamiento del Registro nacional que releva a las personas autorizadas al cultivo de cannabis con fines medicinales y/o terapéuticos. Cómo funciona el programa, cuyo potencial fin hizo que los grupos de usuarios, pacientes y cultivadores encendieran las alarmas.

El REPROCANN en la mira: qué es y cómo funciona

“Se comenzaron a revisar los requisitos de inscripción al Registro de Productores de Cannabis, popularmente conocido como REPROCANN, en el que se detectó que en la gestión anterior se emitieron más de 90.000 solicitudes sin diagnósticos basados en evidencia científica”, confirmó ayer el vocero presidencial Manuel Adorni, en su habitual conferencia de prensa.

En Argentina, el cultivo y uso medicinal del cannabis es legal desde 2020, y el REPROCANN se estableció como la plataforma oficial para aquellos que deseen acceder a esta alternativa, siempre que cumplan con los requisitos establecidos por la ley, como por ejemplo, contar con prescripción médica, una de las cuestiones que están siendo auditadas.

¿Qué es el REPROCANN?

Nacido de una demanda histórica de cultivadores y pacientes junto a sus familias, el Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN) es una base de datos diseñada para poder registrar a aquellas personas que cuenten con las condiciones para acceder a un cultivo controlado de la planta de cannabis, con fines de tratamiento medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor.

El registro debe renovarse -con el diagnóstico correspondiente- año a año.

Desde su habilitación, el Ministerio de Salud recibió más de 200.000 solicitudes para obtener el permiso.

La demora para la aprobación suele rondar entre uno y dos meses en promedio para quienes cumplieron con los requisitos, sobre todo un diagnóstico médico que lo justifique.

Es en este tramo del programa que el gobierno nacional aduce haber encontrado irregularidades.

Tras conseguir el registro, la persona es autorizada para circular dentro del país con la cantidad de cannabis necesaria para su tratamiento, y para mantener hasta 9 plantas en floración por paciente.

También, un paciente puede asignar a un tercero para que cultive por él.

Para ello es preciso hacer el registro en REPROCANN indicando que el cultivo lo realizará “otro” y luego vincularse a un cultivador solidario, quien deberá inscribirse en ese rol y también ser autorizado por el Ministerio de Salud.

El cannabis como tratamiento

Los cuatro grupos de enfermedades frecuentes que trata el cannabis son el dolor crónico, alteraciones del sueño, alteraciones del estado de ánimo y alteraciones del apetito.

El cannabis también se utiliza para tratar la epilepsia: ayuda a reducir la cantidad de convulsiones, pero no cura la enfermedad.

Existen cerca de quince mil tipos de cannabis y dependiendo el perfil de cannabinoides que tiene, se le receta al paciente.

Los especialistas aseguran que es difícil que se produzca dependencia o adicción como suele suceder con el clonazepam, la nicotina o la cocaína.

La razón es que no es una molécula singular individual que entra al cuerpo y genera dependencia continua si no un grupo de moléculas que interactúan en diferentes receptores y eso hace que la persona no genere dependencia a una sola.

Lo que sí puede pasar es que, con los años, el paciente pueda requerir más cantidad para tener el mismo efecto.

Para las asociaciones cannábicas, alarma

Desde el anuncio gubernamental, numerosas asociaciones civiles de productores y pacientes hicieron sonar la alarma sobre lo que consideran un avance contra sus derechos.

La preocupación surge porque este cambio traslada el control del Ministerio de Salud al Ministerio de Economía.” Esto implica un cambio significativo, ya que deja de ser principalmente un tema de acceso a la salud y se convierte en una cuestión económica”, señaló Juan Pablo Pes Daroca, abogado y cultivador de Trelew, a un medio local.

Daroca expresó su sorpresa ante la limitación repentina de derechos adquiridos, como el acceso a tratamientos naturales. “¿Cómo puede ser que una madre cuyo hijo tiene un padecimiento y encuentra una medicina que la cultiva en el patio de su casa y funciona, le decís que esto deja de ser legal?”, se preguntó.

En el contexto de esta incertidumbre, los expertos sugieren que el debate podría llegar a instancias judiciales, enfrentando la interpretación y reconocimiento de los derechos humanos involucrados en juego.

También, es posible la vuelta al enfoque punitivo ya conocido, en el que los usuarios se enfrentan a la persecución y hasta a allanamientos por parte de las autoridades.