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El Opus Dei en la mira: la impactante denuncia de mujeres sometidas a la orden

Más de 40 mujeres impulsan una denuncia contra el Opus Dei ante el Vaticano por presunta explotación laboral, abuso de poder y de conciencia. Las denunciantes reclaman a la orden católica ultraconservadora una reparación económica, que reconozca los abusos cometidos y pida perdón.

El Opus Dei (Obra de Dios en Latín) fue fundado por el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928. Está presente en cerca de 70 países y cuenta con 90.000 miembros.

Muchos de sus integrantes son laicos y mujeres con trabajos seculares y familia que buscan “santificar la vida ordinaria”, mientras otros miembros son sacerdotes y laicos célibes.

Ahora, un grupo de estos laicos, las llamadas “numerarias auxiliares” denuncian que en nombre de la espiritualidad, la orden las sometió durante años a la servidumbre.

La principal impulsora de la denuncia es una argentina: Lucía Giménez fue durante 18 años Numeraria Auxiliar, como se denominan a las mujeres dedicadas a tareas del hogar y que cumplen con el celibato. Asegura que lavaba ropa, limpiaba baños y atendía a miembros de Opus Dei en jornadas de trabajo mayores a las ocho horas que fija la ley laboral y que los descansos se limitaban a las horas de comer y rezar. Pese al esfuerzo, jura, “nunca vi un billete en mis manos”.

Ahora, a sus 56 años, Giménez impulsó junto a otras 41 mujeres una denuncia contra el Opus Dei ante el Vaticano por presunta explotación laboral, abusos de poder y de conciencia. Procedentes de Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia trabajaron para la orden en Sudamérica, Italia y Kazajistán entre 1974 y 2015.

Las denunciantes tienen en común un origen humilde. Fueron reclutadas y separadas de sus familias entre los 12 y 16 años. En algunos casos, como Giménez, fueron llevadas a centros y residencias del Opus Dei en otro país, burlando los controles migratorios.

Según la demanda, las menores cumplían sus tareas bajo “condiciones manifiestamente ilícitas: remuneración inexistente y sin alta en el régimen de Seguridad Social, jornadas laborales que se extendían más de 12 horas, con períodos de descanso breves; sin documentación personal o con retención de la misma y otras vulneraciones de derechos básicos”.

Aseguran que sacerdotes y Numerarias —de escala superior a las Numerarias Auxiliares— ejercían “coacción de las conciencias” sobre las mujeres para afianzar su vocación por servir y disipar crisis de fe, atemorizándolas con males espirituales si no cumplían con la supuesta voluntad de Dios. También que controlaban sus relaciones con el mundo exterior.

La mayoría de las mujeres solicitó la dispensa al volverse intolerable la exigencia física y psicológica a la que fueron sometidas durante los años de servicio. Sostienen que quedaron libradas a su suerte, sin dinero y muchas necesitaron tratamiento psicológico tras abandonar el Opus Dei

La ley argentina contempla penas de 4 a 15 años de prisión por trata de personas, un delito cuya sanción se ve agravada si lo comete un ministro de culto. La acción penal prescribe una vez trascurridos 12 años desde que cesa el delito.

En los últimos años, y con las sucesivas denuncias como factor decisivo, el Opus Dei perdió poder dentro de la Iglesia Católica. El último golpe a sus privilegios fue las normativas que lanzó el Papa Francisco y que efectivamente disminuyen la preeminencia de la orden.

El grupo, que fue apliamente favorecido por el papa Juan Pablo II, quien canonizó a Escrivá en 2002, tenía hasta hace semanas un estatus único en la iglesia y reportaba directamente al pontífice.

Un golpe al poder abusivo

Las nuevas normas dispuestas por el Papa para endurecer controles sobre el Opus Dei y cambiar la naturaleza de su liderazgo entraron en vigencia este jueves, tras la publicación de un decreto pontificio a finales de julio.

A través del ‘Motu Proprio’ titulado “Ad charisma tuendum” (Para proteger el carisma), Francisco consideró el 22 de julio “oportuno confiar al Dicasterio para el Clero, la competencia para todo lo que corresponde a la Sede Apostólica en materia de Prelaturas personales, de las cuales la única hasta ahora erigida es la del Opus Dei”.

La norma también obliga al grupo vinculado a los sectores mas conservadores de la Iglesia a presentar, cada año y no cada cinco como hasta ahora, “al Dicasterio para el Clero un informe sobre el estado de la Prelatura y sobre el desarrollo de su labor apostólica”.

Por otro lado, la autoridad del Opus Dei, conocida como prelado, ya no será obispo, ajustando a la teoría lo que se da en la actualidad con Fernando Ocáriz, que no recibió la ordenación episcopal de parte de Bergoglio.

El “Motu Proprio” también agregó en uno de sus seis artículos que, en base a estas modificaciones, los estatutos del Opus Dei “serán convenientemente adaptados”, a través de propuestas de la propia institución, pero que deberá aprobar finalmente el Vaticano.

 

 

 

 

Con información de AP