La sanción de esta ley tiene además un efecto simbólico fundamental en la lucha contra la discriminación y la violencia por orientación sexual e identidad de género. Una histórica conquista que equipara en valoración social y protección legal a lesbianas, gays, bisexuales y trans con personas cis.
“Hay más de 20 mil parejas casadas, pero más allá de eso, la ley brinda la noción social de que somos todos y todas iguales, que tenemos los mismos derechos, que merecemos gozar de los mismos derechos”, destacó en Televisión Pública Noticias Esteban Paulon, director del Instituto de Políticas Públicas LGBT+.
“Va mucho más allá de una libreta o poder formalizar una relación afectiva”, explicó el funcionario. “Esta ley se empezó a llamar Matrimonio Igualitario en la Argentina, con la idea de que es una ley de igualdad”, añadió.
“Una pareja de nuestra comunidad o una pareja heterosexual puede no casarse, pero el hecho de tener la posibilidad da un marco de respeto y protección, sobre todo, impacta a nivel de la aceptación social”, concluyó.
El país fue el primero de la región, y el segundo de todo América en legalizar el casamiento entre dos personas de la comunidad LGBTQ+.
Además de asegurar los derechos que otorga el matrimonio, la ley permite que las parejas no heterosexuales puedan acceder a la adopción de hijas e hijos y a las técnicas de reproducción asistida.
Constituye un hecho histórico para Argentina y todo el continente, porque reconoce y amplia derechos para un sector de la población. Sirve de inspiración para activistas de la región que impulsan proyectos similares en sus propios países.