El EAAF inició en 2006 la etapa de “investigación preliminar” para poder entender acabadamente el funcionamiento en los centros clandestinos y así determinar, a priori, los posibles lugares de enterramientos.
Los científicos argentinos, referencia mundial en la búsqueda e identificación de desaparecidos, realizaron esta investigación histórica en estrecha colaboración con el sobreviviente Juan Carlos “Cacho” Scarpati, quién logró fugar de Campo de Mayo para dar testimonio de los horrores que allí ocurrían.
El coordinador de la “Unidad de Búsquedas” del EAAF, Marcelo Castillo, explicó que “en el terreno hay una variedad grande de edificios, vegetación y demás, definimos utilizar, por primera vez en la Argentina, la tecnología LIDAR en un vuelo aerotransportado para determinar zonas de interés”.
El vuelo con este sistema de escaneo láser, partió este lunes a la mañana de la base aérea de Morón y cubrió en unas cinco horas la superficie de Campo de Mayo, tomando los registros que, luego del análisis conjunto con expertos de la Universidad de La Plata, determinará “anomalías” bajo superficie que podrían indicar que allí se encuentran personas inhumadas por los represores.
No obstante la expectativa de funcionarios y familiares, desde el EAAF y las querellas se advirtió que ya hubo cuatro excavaciones con resultado negativo y que está probado que el principal sistema de exterminio en los centros clandestinos de la guarnición del Ejército fueron los llamados “vuelos de la muerte”.
Pablo Llonto, uno de los abogados en el gigantesco proceso judicial que se tramita por los delitos de lesa humanidad allí cometidos, señaló a Télam que “hay varios indicios, por testigos, colimbas, o por gente que escuchó que alguien les comentó, que en Campo de Mayo hubo enterramientos”.
El abogado y periodista se refirió así a un soldado y a un suboficial, entre otros testigos, que señalaron la zona del aljibe, dentro del lugar conocido como “El Campito”, como factible de haberse usado para la deposición final de los “subversivos”.
Con el mapeo del LIDAR terminado, el EAAF iniciará la etapa de excavación, aplicando técnicas de arqueología tradicional en la búsqueda de restos, como hicieron por primera vez en junio de 1984 en el cementerio de Boulogne, buscando a una desaparecida que no encontraron pero que selló su compromiso con los principios memoria, verdad y justicia.
El EAAF, a lo largo de sus más de 35 años de vida, participó en misiones en más de 55 países, le devolvió la identidad a cerca de un millar de desaparecidos argentinos y se ganó el respeto de la comunidad científica mundial y de organizaciones de Derechos Humanos después de encontrar e identificar al Che Guevara, demostrar la ejecución sumaria de civiles en El Mozote y desmontar la versión oficial sobre la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, entre otras muchas intervenciones.
El equipo fue nominado al Premio Nobel de la Paz el año pasado por varias instituciones académicas y científicas.