El Flaco Sanabria y su amigo Santos le venden a María Elena una máquina que -según ellos- permite distinguir el bien del mal. Para comprar la máquina, María Elena, jugadora compulsiva, debe pedirle dinero en préstamo a Carmela, levantadora de apuestas del conventillo en el que todos viven.
La deuda es grande y Carmela quiere que el pago se haga efectivo, pero María Elena no tiene lo que le piden. Entonces invita a su acreedora a tomar el té a su casa y le entrega la máquina del bien y del mal como parte de pago de la deuda. Pero cuando Carmela desciende con la máquina, tropieza y muere a causa de la caída.
El Comisario Laurenzi deberá desentrañar qué sucedió exactamente.