Los acúfenos son causados generalmente por una afección subyacente, como la pérdida auditiva relacionada con la edad, una lesión del oído o un trastorno del aparato circulatorio. Para muchas personas, este síntoma mejora con el tratamiento de la causa subyacente o con otros que reducen o tapan el ruido, lo que hace que se perciba en menor escala.
En algunos casos, el sonido es tan alto que puede interferir en la capacidad de concentración o de oír un sonido externo. El tinnitus puede estar presente todo el tiempo o puede ser intermitente.
Causas frecuentes:
En muchas personas, los acúfenos se deben a una de las siguientes causas:
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- Pérdida auditiva. Hay células pilosas pequeñas y delicadas en el oído interno (cóclea) que se mueven cuando llegan ondas sonoras. Este movimiento provoca que se envíen señales eléctricas a través del nervio desde el oído hasta el cerebro (nervio auditivo). El cerebro interpreta estas señales como sonidos.
- Si los cilios auditivos del oído interno se doblan o se quiebran (esto sucede con los años o cuando hay mucha exposición a ruidos fuertes), pueden provocar la “fuga” de impulsos eléctricos al cerebro sin motivo, lo que causa el tinnitus.
- Infección de los oídos u obstrucción del conducto auditivo. Los conductos auditivos se pueden bloquear si se acumula líquido (infección de oído), cera, suciedad u otros materiales extraños. Una obstrucción puede modificar la presión en el oído y provocar acúfenos.
- Lesiones en la cabeza o el cuello. Un traumatismo de la cabeza o del cuello puede afectar el oído interno, los nervios auditivos o la función del cerebro vinculada a la audición. Estas lesiones suelen causar tinnitus en un solo oído.
- Medicamentos. Muchos medicamentos pueden causar o empeorar los acúfenos. Por lo general, mientras más altas son las dosis de estos medicamentos, peor es el sonido. A menudo, el ruido no deseado desaparece cuando se suspende el uso de estos medicamentos.
- Entre los medicamentos que causan tinnitus se encuentran los fármacos antiinflamatorios no esteroideos y algunos antibióticos, fármacos contra el cáncer, diuréticos, medicamentos contra la malaria y antidepresivos.
Fuente: Mayo Clinic