El miércoles 9 de diciembre la canciller Angela Merkel pronunció uno de los discursos más duros de toda su carrera política. El número de muertes por Coronavirus en Alemania había alcanzado un nuevo récord y los casos aumentaban a un ritmo vertiginoso. “Si tenemos demasiados contactos los días antes de Navidad, y terminaron siendo las últimas Navidades con nuestros abuelos, entonces habremos hecho algo mal”, advertía la líder germana. El domingo 13, Merkel acordó con los 16 gobernadores de los estados federales un nuevo confinamiento en todo el país, que se extenderá hasta el 10 de enero.
Su vecina y aliada, Francia, dejó atrás el cierre total y decretó el toque de queda desde las 8 de la noche hasta las 6 de la mañana. Libertad a cuenta gotas para reactivar el consumo navideño. El gobierno galo intentó un camino intermedio entre las consideraciones económicas y las necesidades de la salud pública.
Dos de las revistas científicas más influyentes del Reino Unido, la British Medical Journal y la Health Service Journal, pidieron al gobierno eliminar los planes para relajar las restricciones durante la fiesta de Navidad.
Los expertos alertaron que podría llegar a colapsar el sistema de salud. Reino Unido lleva casi una semana aplicando la vacuna de los laboratorios Pfizer- Biontech. Fueron días de euforia para Downing Street. El secretario de salud Matt Hancock había reclamado la rápida aprobación de la vacuna como un triunfo del Brexit.
“Países Bajos se confina”, anunció el primer ministro liberal Mark Rutte en un mensaje televisado. Ni la inmunidad de rebaño ni la responsabilidad de los ciudadanos alcanzó para frenar la escalada de casos.
En Italia, los asesores del ministerio de salud pidieron al gobierno de Giuseppe Conte, endurecer las medidas debido a la fragilidad de una cobertura sanitaria que ya fracasó en marzo pasado, especialmente en la atención a los adultos mayores.
Ante el pleno del Congreso, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, elogió la estrategia estatal aunque llamó a no bajar la guardia. La oposición criticó el tono triunfalista del líder del PSOE y lo responsabilizó de abandonar Madrid y otras regiones del país.
A diferencia del resto de los países nórdicos, Suecia optó desde un comienzo por medidas de prevención más laxas. Todos los pronósticos fallaron. El gobierno admitió que subestimó el poder de resurgimiento del virus.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen anunció que los 27 países que conforman el bloque comenzarán el mismo día sus campañas de vacunación. La vacuna Pfizer – Biontech es sólo una de las seis en estudio. Para mitigar la caída de la actividad, el parlamento acordó destinar 47.500 millones de euros de fondos a las regiones más afectadas. Se prevé que harán falta dos años para que las finanzas europeas se acerquen a su nivel pre pandémico. Todos los esfuerzos de aquí a fin de año estarán concentrados en evitar el avance de una tercera ola de contagios.