“El amor después del amor”, la esperada serie que recorre 30 años de la historia personal y carrera profesional de Fito Páez, se estrenó esta semana en la plataforma Netflix.
Son ocho capítulos que repasan la biografía del rosarino hasta que comienzan a presentar el disco de 1992 -el séptimo que hizo y es el más vendido de la historia de la música argentina- con el protagónico de Gaspar Offenhenden e Iván Hochman, en la infancia y adultez, respectivamente.
Con producción del propio Páez –de hecho, está basada en su libro de memorias- y de los realizadores Juan Pablo Kolodziej y Mariano Chihade, de Mandarina Televisión, la tira repasa los inicios y el auge del músico y algunas vivencias íntimas.
Dirigidos por Felipe Gómez Aparicio y Gonzalo Tobal, también aparecen distintas figuras de la música argentina que fueron parte del camino de Fito como Charly García, interpretado por Andy Chango; Luis Alberto Spinetta, a cargo de Julián Kartun; y Juan Carlos Baglietto, que encarna su hijo, Joaquín.
Micaela Riera y Daryna Butryk serán Fabiana Cantilo y Cecilia Roth, como parte de un elenco que se completa con Martín “Campi” Campilongo como Rodolfo Páez y de Mirella Pascual como Belia, el padre y la abuela del protagonista, respectivamente.
Según contaron al noticiero de la Televisión Pública Gómez Aparicio y Tobal, la presencia de Chango fue una sugerencia de Páez, pero para el resto buscaron caras nuevas.
También revelaron que la música de la serie se ejecuta en vivo “para tener un registro súper real” y que el desafío para ellos fue “no fallarle a Fito”, luego de superar “un miedo muy grande por el respeto” hacia Páez y el resto de los personajes que aparecen.
Hablan “Fito” y “Fabi”
Hochman, por su parte, también contó que interpretar a una figura tan popular supuso “cierta presión” y a la vez “mucho disfrute actoral”.
“Hacer esta serie fue un viaje a los 80 que disfruté mucho porque es una época posdictadura, llena de grandes personajes y muy emocionante que no pude vivir pero que debe haber sido una locura”, contó a la agencia pública de noticias Télam este actor, director, escritor y docente, de 29 años.
Télam: ¿Cómo fue para ustedes artísticamente el desafío de encarnar a figuras tan populares y vigentes?
Ivos Hochman: Parte clave del proceso fue que, además de estar vivos, sobre estos personajes hay mucho material físico y también en el imaginario colectivo de la gente. Entonces un poco el gran desafío que siento que nos puso cierta presión y sobre todo mucho disfrute actoral fue decir “bueno, qué tomamos de estos personajes”. Yo pensé mucho en “Amadeus” la película de Milos Forman que retrata un Mozart que nadie conoce, que nadie vio y al que este actor increíble (por Tom Hulce) le inventa una risa inesperada que yo no podría asumir porque la gente sabe que Fito no se ríe así. Entonces siempre había como una especie de comparación con lo que se sabe pero siempre intentando no hacer una imitación, sino hacer algo desde mí, pero que al mismo tiempo se vea a Fito.
Riera: Para mí el peso pasaba por saber que Fabi lo iba a ver y que tenía que sentirse identificada y me encontré algunas veces llamándola por teléfono para preguntarle nimiedades pero que necesitaba saber, como por ejemplo “¿che Fabi vos en los 80 sabías tocar el piano?”.
T: ¿Tuvieron encuentros personales con Páez y Cantilo para perfilar situaciones y características puntuales?
MR: Yo quería saber qué estaba detrás de todo lo que se cuenta, qué era lo que le pasaba a Fabi con todo eso que no aparece pero yo sí tenía que encarnarlo, entonces le hice muchísimas preguntas de todo lo que te puedas imaginar y Fabi me respondió absolutamente todo en una charla de seis horas sin parar, donde entre otras cosas me dijo “yo no paro de moverme nunca, siempre estoy moviendo alguna parte del cuerpo. Siempre me siento incómoda. Siempre como que me pica algo” y eso lo yo lo había visto, pero que ella me lo diga me dio libertad a mí también para trabajarlo y para exponerlo el doble digamos.
IH: Yo primero tuve seis meses de preparación del personaje durante el proceso de casting y esos seis meses fueron de exhaustivos estudios sobre lo que hay de video, documentales, shows, discos, textos, entrevistas, la autobiografía y otras biografías y después hubo algunos intercambios clave que terminaron de configurar al personaje y de ayudarme a entender cómo podía llevarlo adelante. Fito me habló un día de su pelo cuando toca con Charly en vivo y me dijo “ese pelo que vuela y que se revolea y que no paro de moverlo es de alguna forma el pelo de un joven desesperado por atención, que quiere ser visto, que está tocando junto a uno de sus ídolos”. Y luego haciendo un trabajo, preguntándome qué hay detrás de los movimientos de Fito, me dije “claro, él quiere ser visto y estaba haciendo un llamado de atención a su viejo que no podía verlo, que no podía aceptarlo y yendo un poco más allá también a su mamá para intentar traerla desde algo un lado”, y eso fue una ficción mía para interpretar al personaje que me ayudó a componerlo con su corporalidad.
T: ¿Sentís que lo lograste, Ivos?
IH: Un día le dije a Fito antes de empezar el rodaje “siento que está todo muy bien el trabajo que estamos haciendo, pero tengo la sensación de que vos y yo vamos a ser los únicos que no vamos a terminar de disfrutar porque vos nunca te vas a ver a vos en mí y yo nunca voy a dejar de verme a mí”.
T: Al margen de sus respectivas trayectorias artísticas y tomando nota de lo que le ha pasado a grandes actores y actrices que han quedado ligados a determinados personajes, ¿tienen o tuvieron en algún momento ese temor de no poder salir de ser Fabi y Fito?
MR: A mí sí me da temor el hecho de que piensen que puedo solo encarnar esto y en el momento en el que terminé de rodar empecé un proceso para salir de ese personaje, que no quede nada impregnado en mí, ni en mi forma de vestir, ni en mi forma de hablar. Trabajo en eso y quiero demostrar eso para no encasillarme.