Tal vez porque creció en el puerto, el Tango aprendió a mezclar los diversos acentos, a inventar y reinventarse.
Astor Pantaleón Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921, en la ciudad de Mar del Plata. Con apenas 8 años, Vicente, su padre, le regaló su primer bandoneón. Este noble instrumento marcó su vida.
Astor que hablaba a la perfección el idioma inglés, se convirtió en el traductor de Gardel en Manhattan. A cambio, el morocho del Abasto, le consiguió un papel para interpretar a un canillita en la película “El día que me quieras”.
En 1935, los Piazzolla recibieron un telegrama de Gardel en el que les proponía llevarse a Astor en una gira que iba a emprender por Centro América. Los padres del joven músico, rechazaron la invitación que hubiera puesto a su hijo en el avión que se estrelló en Medellin.
En 1936, Astor volvió a la Argentina con su familia y comenzó a actuar en algunos conjuntos de tango. En la radio de su ciudad natal escuchó al sextento de Elvino Vardaro, a quién años más tarde le dedicó el tema Vardarito.
Compuso numerosos temas, entre los que se destacan “Adiós Nonino”, una extraordinaria pieza en memoria de su padre, y
“Balada para un Loco”, con la poesía de Horacio Ferrer y la interpretación de Amelita Baltar
El “Gato”, como se lo apoda a Astor, se atrevió descaradamente a mezclar el tango con otros ritmos y obtuvo algo distinto, algo que nunca se había escuchado antes.