Durante la última semana, la oposición reunida en Juntos por el Cambio fundamentó su oposición al proyecto para gravar las “rentas inesperadas” argumentando que en Argentina ya se cobran un sinfín de impuestos. Para ilustrar tal punto, se publicó una lista de tributos relevada por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), que fue replicada por la exgobernadora María Eugenia Vidal en su cuenta de Twitter, y también en varios medios masivos. como si todos ellos fueran impuestos. De esa lista se desprendería que en el país existen 164 impuestos.

El impuesto a la "renta inesperada" se llama ganancias. Dejen de tomarnos el pelo. Ya lo pagamos junto con otros 164 impuesto más. Les dejo la lista por si no lo sabían 👇🏼

— María Eugenia Vidal (@mariuvidal) April 19, 2022

Sin embargo, un mayor análisis, apoyado en datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y el mismo IARAF, contraría esa información. Algunas claves para chequear:

¿Qué es -y qué no es- un impuesto?

Un impuesto es un tributo que se paga al Estado para soportar los gastos públicos, es decir, recursos para realizar sus funciones. Estos pagos son obligatorios y exigidos tanto a personas físicas como a jurídicas.

Es preciso destacar la diferencia entre impuestos, tasas y contribuciones.

Éstas últimas se derivan a beneficios individualizados y tienen contraprestaciones directas de parte del Estado. Por ejemplo, la tasa que pagan propietarios de bienes inmuebles por Alumbrando, Barrido y Limpieza en CABA.

De la lista de “164 impuestos” presentada por la exgobernadora y varios medios, atribuida al Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) el 16,5% son contribuciones, el 25% tasas, el 1,2% regímenes laborales, otro 1,2% corresponde a aportes y contribuciones, otros, como los cánones, representan el 3,7% de la enumeración. El listado incluye también el Aporte Extraordinario de Grandes Fortunas, que se produjo por única vez y no forma parte del sistema tributario habitual.

Sólo el 36,6% de la lista está conformada efectivamente por impuestos, de modo que tal que el 63,4% de la información presentada por Vidal es incorrecta.

¿Los aportes son impuestos?

No. El listado propuesto también incorpora a los aportes que realizan las y los trabajadores al sistema de seguridad social, y también las contribuciones patronales como parte de la carga tributaria, cuando se trata de la financiación del Sistema de Seguridad Social de carácter solidario e intergeneracional. Ocurre lo mismo al incorporar en el listado al Régimen de Trabajadoras de Casas Particulares, o de Autónomos.

¿Cuánto recauda el Estado con los impuestos?

De la recaudación pública, el 71% corresponde a impuestos. Y más del 90% de dicha recaudación se concentra en 5 casos. Se trata del IVA, que explica el 37%, el Impuesto a las Ganancias que representa el 27%, el Impuesto a los débitos y créditos (8,5%), Combustibles (4%) y los recursos aduaneros (donde están los derechos de exportación e importación), que son el 15%.

Y en el orden provincial ocurre lo mismo: pocos tributos explican el 90% de la recaudación (Ingresos brutos, automotor e inmobiliario).

¿Es Argentina el país con mayor presión fiscal?

De acuerdo a datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Argentina tiene un peso de recaudación que constituye el 28% del PBI. Por encima de esa cifra se encuentran otros países del continente: Uruguay la supera por un punto, en tanto Brasil recauda el 33% sobre su PBI. En los 38 países que componen la OCDE (entre los que se encuentran Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y Alemania, entre otros) la presión fiscal es en promedio de un 38% del PBI.

¿Sobre quiénes recae el peso de los impuestos en Argentina?

En Dinamarca, el 68% de sus impuestos se recauda entre los que más tienen. En Alemania, la cifra asciende al 53,9%. Mientras tanto, en Argentina, sólo el 38,8% de los impuestos son pagados por los deciles más ricos de nuestra sociedad. Eso convierte a nuestro país en uno de los que tiene uno de los sistemas impositivos más regresivos del mundo.

El mayor ejemplo de esta regresividad es el IVA, que recae sobre los consumidores finales. Es regresivo porque grava proporcionalmente más a los sectores bajos o pobres que destinan la mayor parte de sus ingresos al consumo. No hay forma de evitar este impuesto, se paga en cada consumo cotidiano.

Los gravámenes directos sobre el rédito del capital o ganancia y sobre los altos ingresos tiene un peso muy limitado dentro de los ingresos fiscales.

Por eso, desde numerosos sectores se insiste en la necesidad de transformar la estructura tributaria, para que los gravámenes recaigan mayormente en aquellos que realmente pueden pagarlo. Inclusive, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda la adopción de medidas fiscales que involucren el aumento de las alícuotas para los tramos más altos de impuesto a las ganancias y bienes personales.

De acuerdo al análisis del CEPA, para revertir esta situación y tener un sistema impositivo más progresivo, “el camino no es menos impuestos sino impuestos que reviertan esta relación” en la que los que menos tienen pagan la mayoría de los impuestos.