Hace 30 años se concretaba el encuentro entre The Rolling Stones y el pueblo “rollinga”. La icónica banda brindó 5 recitales en el estadio de River Plate vendiendo más de 300 mil entradas.
Los músicos acapararon las tapas de diarios y revistas y brindaron cientos de entrevistas para televisión. El furor que desataban no era para menos.
Al llegar al país la banda se reunió con Carlos Menem, el entonces presidente de la Nación, quien siempre buscaba mostrarse cerca de artistas y deportistas famosos. En la década del 90, diversos músicos internacionales visitaron nuestras tierras. Paul McCartney, Guns n´ Roses, Nirvana y Red Hot Chili Peppers son otros de los más destacados.
En la mencionada visita de 1995, los Rolling Stones se instalaron en el hotel Hyatt en Buenos Aires. El grupo celebró junto a un público de más de 300.000 personas con los shows llenos de rock. El impactante escenario, que medía 28 metros de alto y 70 de largo, estaba rodeado de una estructura que simulaba ser una cobra gigante y que soportaba miles de luces.
La banda sintió el calor del público argentino desde que pisaron Ezeiza y fueron recibidos por el desenfreno de miles de fanáticos. El propio Mick Jagger explicó el impacto cultural de la banda: “Durante la dictadura militar y, luego, la guerra de Malvinas, no podíamos tocar ahí. En nuestra ausencia surgió una suerte de culto, llamado “los Rollingas” dedicado a los Stones”.
A pesar del seguimiento constante de los fans, los británicos se las ingeniaron para vivir un poco la “argentinidad”. Charlie Watts se ocupó de buscar caballos de polo y tanguerías por San Telmo, mientras que Mick Jagger se escabulló en el bául de un Peugeot 505 y terminó tomando un té en La Biela. Por su parte, Ron Wood se dedicó a otras de sus habilidades; artísticas pintar y dibujar. Keith Richards disfrutó del hotel tomando champán en su habitación y saliendo al balcón a saludar a los seguidores.